dijous, 8 de març del 2012

Seminario 3: “El nuevo orden comercial liberal”


El período que abarca el fin de la guerra de Corea hasta la crisis del petróleo de los años setenta estuvo caracterizado por un crecimiento económico sin precedentes. La economía mundial en esta etapa disfrutó de una fase de apogeo esplendorosa. Como afirma Foreman-Peck, “nunca en la historia han sido tantas las economías que han compartido una expansión tan extraordinaria y duradera”. Hasta aquel momento existían enormes restricciones sobre las transacciones internacionales. No obstante, el nuevo orden comercial liberal supuso un cambio radical en esta tendencia, lo cual, a su vez, significó una integración económica, según Foreman-Peck, mayor que la que existió durante la presencia del Patrón Oro en el período anterior a 1914.

Este nuevo orden creó un nuevo marco institucional que serviría de sustento para un nuevo liberalismo económico más intervencionista. En este sentido, cabe destacar particularmente el GATT, el General Agreement on Tariffs and Trade (Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles), como iniciativa creada después de la Segunda Guerra Mundial para regular la economía global. Con este acuerdo se consiguieron reducir notablemente las barreras en el comercio de bienes manufacturados entre los países más industrializados. No obstante, el éxito no fue igual de rotundo en el comercio de los productos primarios (Foreman-Peck: 1995, 1).

El GATT fue un convenio que se proyectó en la Conferencia de la Habana de 1947, en un contexto de lucha entre EEUU y la URSS por la supremacía mundial. Fue firmado por veintitrés países con el objetivo de fijar un conjunto de normas comerciales y concesiones arancelarias. El GATT, así pues, ayudó al crecimiento mundial gracias a las continuas reducciones de aranceles, y fue el precedente de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

No obstante, no afectó a todos los países por igual, aunque se hubieran añadido a los acuerdos del GATT. Así pues, un ejemplo de ello es India,  el cual en sus inicios no supo aprovechar los beneficios de la entrada en el GATT, y no fue hasta los años noventa que empezó a mejorar claramente su posición.


El caso de India

Ya en sus inicios la India poseía unas características que dificultaban que pudiera llegar a una Revolución Industrial. De hecho, su enorme potencial demográfico fue un factor que jugó en su contra, ya que la existencia de tanta mano de obra significó un abaratamiento de los salarios. Además, esto implicó la inexistencia de incentivos para la inversión en industria y mecanización.

Asimismo, la población india, al ser sumamente pobre, utilizaba la mayor parte de sus recursos económicos para satisfacer aquellas necesidades básicas, imposibilitando, así, el mercado de otro tipo de bienes, como los manufacturados. Además, cabe destacar que la carencia de una clase media que demandara productos más elaborados dificultaba, también, este hecho.


En último término, cabe destacar que India no disponía de un desarrollo tecnológico en infraestructuras, lo cual, a su vez, suponía un impedimento para el transporte de los productos.  La inexistencia de ésta comportaba, a su vez, un déficit de carreteras, puertos o canales en condiciones para incentivar una revolución industrial. Además, la arquitectura de aquella época era equiparable a las construcciones medievales occidentales, lo que dificultaba la construcción de industrias, entre otros avances hacia el sector secundario o terciario.


A partir de su independencia de Inglaterra en 1947 y de su entrada en el GATT en 1948, se podría pensar que India podría sacar partido del mercado internacional para desarrollar su industria y mejorar su situación. El hecho de entrar en acuerdos internacionales tales como el GATT da que pensar que un país determinado, como en el caso indio, tiene ciertas pretensiones cuando lleva a cabo esta acción. A pesar de esto, podríamos decir que a India no le fue tan bien, es decir, la experiencia del comercio internacional no fue del todo beneficiosa en sus inicios.

Así pues, después de la entrada al GATT, de 1950 a 1980, India estuvo basada en una economía con tendencias socialistas. Por este motivo, la economía estuvo paralizada y no se dio ningún progreso, debido a las regulaciones y los reglamentos llevados a cabo por el gobierno, así como el proteccionismo y la propiedad pública que supuso una corrupción generalizada y un pausado crecimiento económico. Además, tenemos que destacar que era una economía basada, en gran parte, en la agricultura. Todo lo anterior provocó que su participación en el comercio mundial, ya en exportaciones como en importaciones, no fuera significativo. Como vemos en los gráficos, hasta los años noventa ni las importaciones ni las exportaciones superaron en ningún caso el 10% sobre el PIB.



No fue hasta 1991 cuando la economía India pasó a ser de mercado. Este cambio fue debido al contexto que vivió este país unos años antes, cuando sufrió una grave crisis en la balanza de pagos. Este hecho la llevó a formar parte del comercio internacional y a dar una mayor importancia a la inversión extranjera, sector fundamental de la economía de la India. Desde este momento, y como podemos observar en los gráficos, su economía creció aceleradamente, igual que su participación en el mercado internacional. Su PIB ha presentado una tasa de crecimiento anual del 5,8% aproximadamente.

Por los que hace a los productos que exporta India, cabe decir que aunque la agricultura sigue teniendo mucho peso y exportan diferentes tipos de alimentos como el azúcar, arroz, trigo o pescado, este país cuenta con diferentes recursos naturales importantes como el petróleo, el hierro y el acero. Además, gracias al rápido desarrollo industrial y económico de las últimas décadas, ha provocado el desarrollo de la industria textil, de productos químicos, de equipos de transporte, de maquinaria o de comercio de software. Así pues, los principales productos que exporta son los mencionados anteriormente, a saber, alimentos varios, petróleo y productos derivados de éste, productos textiles, piedras preciosas, productos químicos o software.

Finalmente, hablaremos del PIB de India y su composición. Como ya hemos comentado anteriormente, su PIB ha crecido muy rápidamente, a tasas de crecimiento anual de aproximadamente el 5,8%. Actualmente India es, en términos de PIB, la undécima economía mundial, una posición por delante de España. Como vemos en los siguientes gráficos, el PIB de este país está compuesto por la agricultura en un 18,1%, por los servicios en un 55,6% y por la industria en un 26,3%. No obstante, nos ha parecido importante comparar la participación el PIB de cada sector con la mano de obra que cada uno de ellos supone. Así pues, aunque la agricultura sólo genera el 18,1% del PIB, ocupa al 52% de la población, es decir, que implica a más de 602.536.806 personas. En cuanto al sector servicios, este genera más de la mitad del PIB, pero emplea al 34% de población, y, finalmente, la industria genera el 26,3% del PIB aunque sólo ocupa al 14% de la población.



Visto esto, y como mostramos en los siguientes gráficos, aunque el PIB de India ha crecido a niveles muy acelerados gracias al desarrollo de su capacidad productiva, su población sigue siendo muy pobre. En PIB per cápita India ocupa el puesto 136º según el FMI. A pesar que el PIB per cápita también ha aumentado con una tendencia similar a la del PIB, sigue siendo muy bajo, provocando una alta tasa de pobreza.
Tanto es así, que teniendo en cuenta el alto nivel de desigualdad existente dentro del Estado Indio, donde millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza, este hecho provoca que India sea incapaz de llevar a cabo una política de desarrollo, tanto en el ámbito económico como humano, imposibilitando así su presencia entre los países más ricos del mundo. Ya que la desigualdad es uno de los factores que juega en contra del desarrollo del país. Por otra banda, la falta de legislación laboral adecuada provoca la existencia de unos altos índices de personas que trabajan por un sueldo mísero, al borde de lo que podríamos considerar sobreexplotación, hecho que provoca lo que comentábamos con anterioridad la falta de recursos económicos para poder consumir otro tipo de bienes que no sean aquellos destinados a cubrir las necesidades básicas. Y finalmente destacar que India ha experimentado un alto crecimiento de su PIB, pero esto se debe principalmente a la sobreoferta existente de mano de obra excepcionalmente barata, hecho que aprovechan grandes multinacionales para instalar allí sus cadenas de producción, alimentándose así de este factor para poder maximizar sus beneficios al producir el bien a un bajo coste pero al exportarlo a países ricos, donde el producto se venderá a un precio mucho más elevado, producirá un aumento notable en los beneficios de dichas empresas.




A modo de conclusión, India está actualmente considerada un país emergente, ya no por sus altas tasas de crecimiento hasta el momento, sino porque todo parece indicar que su economía seguirá creciendo a altos niveles.


Conclusiones generales

Para concluir en cierta manera todo lo visto anteriormente y a lo largo de este blog, creemos conveniente establecer una relación entre los diferentes temas tocados. Haciendo una recopilación, hemos tratado las condiciones que se dieron en el siglo XVIII y XIX y cómo éstas comportaron el surgimiento de la Revolución Industrial en ciertos países y en otros no. Más tarde tratamos el tema de la globalización, con todas sus implicaciones, y finalmente hablamos del comercio internacional y su evolución. Al parecer podrían ser tres temas diferentes, delimitados en el tiempo. Pero en realidad los tres sucesos creemos que son parte de una misma evolución.

Así pues, gracias a una evolución positiva de los factores tecnológicos como los transportes, las comunicaciones o las infraestructuras, gracias a unas características territoriales determinadas ( la tenencia de recursos naturales, ya dentro del propio país como en las colonias), y las características sociales (enriquecimiento de la población, mejora de las condiciones de vida, …), en muchos países, como por ejemplo Inglaterra, se mejoró significativamente la industria, se creó empleo, y consecuentemente más gente pudo consumir. Con el enriquecimiento parcial de la población, las sociedades de los países que desarrollaron una revolución industrial ya no consumían productos de primera necesidad únicamente, sino que empezaron a consumir productos manufacturados y más elaborados.

Con la expansión de los nuevos patrones de consumo en muchos países y la mejora de los transportes y las comunicaciones, se generó un aumento del comercio internacional, y también interno en el caso de ciertos países. Así, cada país comercializaba con sus productos “estrella”, aquellos que, por sus recursos, podía producir en grandes cantidades y con unos costes menores que otro país que no disponía de tales recursos, y los exportaba. Mientras que lo que necesitaba y no lo podía obtener de su territorio lo importaba. Así se fue generando una red mundial muy importante, mediante acuerdos como el GATT o instituciones como la OMC que regulan el mercado internacional, que junto con la mejora de todos los sectores (transportes, comunicaciones, industrias,…), el paso al dólar como moneda de cambio, la necesidad de recuperarse rápidamente después de las guerras mundiales, etcétera, creó un proceso llamado globalización, donde todos y todo está interconectado, especialmente la economía. Aún así, países poco desarrollados que en su momento no dispusieron de suficientes factores como para añadirse a esta rueda, se quedaron fuera, y aún siguen estando al margen, haciéndose cada vez más pobres. 

Fuentes:

Foreman-Peck 1995, Historia económica mundial: relaciones económicas internacionales desde 1850. Prentice Hall, cop. (Madrid, 1995)